Consideramos que se trata de un hallazgo de gran interés, ya que supuso, taxonómicamente, establecer un nuevo género. Encontrar nuevos géneros en el continente europeo es algo que actualmente ocurre con muy poca frecuencia.
Detrás de un hallazgo importante siempre hay una historia, que intentaré relatar a continuación.
En enero de 2012 nuestro amigo y compañero de excursiones Francisco Rodríguez Luque, conocido por todos como Faluke, en una de sus excursiones por la sierra de Gádor, encontró una planta que hacía tiempo que andábamos buscando: Athamanta vayredana. No lejos de esas plantas vio otras que llamaron su atención, aunque, de momento, su posible identificación quedaría aplazada para cuando la viéramos los "expertos" y nos pronunciáramos sobre ella.
Puesto que estábamos interesados en ver la Athamanta vayredana, poco después organizamos una excursión con el grupo habitual: Luis Posadas, Jesús Vílchez (con su hijo, Raúl), Paco Rodríguez (Faluke) y yo. Cuando llegamos a la zona, y viendo la relativa abundancia de Athamanta vayredana, comenté a mis compañeros que probablemente ningún botánico había puesto nunca el pie allí, ya que dicha especie no estaba citada en esa localidad. Guiados por Paco, continuamos la ascensión por el cerro, y allí, junto a Antirrhinum mollissimum y Lafuentea rotundifolia, Paco nos llamó la atención sobre unas plantas que, algunos pensamos que no eran otra cosa sino una de las especies anteriores, ya que no estaban en flor. Sin embargo, ante su insistencia, admitimos que sí parecían diferentes, por lo que las fotografiamos para su posterior estudio.
Con las fotografías tomadas se nos sugirió, por parte de nuestro amigo Agustín Lahora, que lo que más se parecía era al género Asarina. Puesto que nunca había sido citado este género en Almería, consultando Flora Ibérica, dicho género solo estaba representado en la Península Ibérica por Asarina procumbens, que se halla en Los Pirineos. No me pareció la misma planta una vez leída la descripción, vistos los dibujos y las fotografías. Pensé entonces que sería alguna planta africana de las que tan amplia representación tenemos en nuestra provincia. Busqué información a este respecto, pero sin ningún resultado positivo. Luis Posadas, por su parte, se puso en contacto con Jaime Güemes, autor del género Asarina en Flora Ibérica, enviándole fotografías. Jaime, en principio, no vio nada extraño, pero tras una observación más detenida, sobre todo cuando le enviamos una foto del fruto, pensó que sí estábamos ante algo bastante raro. La discusión quedó aplazada hasta que tuviera lugar la floración de la planta.
Paco (Faluke), tras una subida para comprobar la floración, nos anunció a finales de abril que ya estaba empezando a florecer y, al ver las fotografías con las flores de color amarillo pensé que sí que estábamos ante una planta muy interesante, además de bonita.
Organizamos otra excursión para fotografiarla en flor para primeros de mayo, a la que también asistió nuestro amigo sevillano José Darnaude "Joseíto", que se encontraba en estas tierras, autor de la conocida web de plantas silvestres. A mí me fue imposible ir con ellos pero subí en solitario unas horas después. Quedé maravillado ante esa espectacular planta que tenía delante en plena floración y pensé que estaba ante un gran hallazgo de los que solo acontecen una vez en la vida. Tras la emoción inicial llegó la hora de hacerle las fotos, tarea que se prolongó por no menos de media hora, pero la ocasión lo requería.
Con las fotos de la planta
en todas las posiciones imaginables,
hicimos una recopilación que enviamos a Juan Mota y Jaime Güemes, quienes casi sin
lugar a dudas confirmaron que se trataba de algo nuevo y excepcional y que tenían que ver la planta in situ. Una semana después acompañamos a
los citados, quienes habrían de llevar a cabo toda clase de
exhaustivos estudios antes de realizar su publicación. Se embolsaron varias flores para estudiar la
fecundación, se tomaron medidas de las plantas, su morfología así como el
número aproximado de individuos. Posteriormente,
hicimos otra excursión con Juan Mota y sus discípulos de la UAL, porque hacía falta
material genético para determinar el número cromosomático y recolectar
semillas para el banco de germoplasma, y así asegurar la posiblidad de germinar
las plantas en el vivero.
Al tratarse de un trabajo en
equipo, descubridores y científicos decidimos el nombre que se le pondría a la
planta. Pensamos que para el género podía ser un nombre que hiciera referencia a la sierra de Gádor, donde se halla dicha planta, fue por ello propuesto el nombre de Gadoria. La especie tendría el nombre de alguna persona y quién mejor que su descubridor, conocido por todos como Faluke. Propusimos entonces el nombre de Gadoria falukei, que fue aceptado sin problemas.
Nuestra amiga Vicky Schwartzer se ofreció a realizar el dibujo de la planta, lo que les pareció bien a los autores. Esta tarea no es una labor menor, ya que requiere una observación concienzuda de todas las partes de la planta, que va más allá de lo meramente artístico.
En 2013, pasado un año de su descubrimiento, pero aún pendiente de publicación, decidimos organizar una excursión para que amigos y científicos tuvieran la oportunidad de ver esta planta en flor. Fue realmente gratificante poder compartir momentos con reconocidos botánicos de quienes siempre estamos ávidos de aprender. Queden estas fotografías como recuerdo de ese inolvidable día.
|